Los antecedentes de este movimiento se remontan principalmente con las obras de José Guadalupe Posada, como lo son sus grabados y las ilustraciones que hacia en contra de la dictadura de Porfirio Díaz. A esto se suma, después de la muerte de Posada, el retorno de Gerardo Murillo, quien es mejor conocido como Dr. Atl, que durante su estancia en Italia, se entusiasmo con la antigua pintura mural y las ideas socialistas de Enrico Ferri; así cuando regresa a México retoma con fuerza la causa indigenista y toma el nombre que lo hizo famoso; queriendo transformar el academicismo en el que se encontraba sumido el arte mexicano en uno más revolucionario y real. Algún tiempo más tarde participa en el movimiento pintando volcanes, cráteres y peñascos.
Como contexto, se encuentra el movimiento revolucionario de 1910; al mismo tiempo de las victorias de éste y los ideales que perseguía José Vasconcelos, que eran llegar al pueblo, para que a través de estas obras plásticas pudiera tener una conciencia de sus raíces y costumbres.
Cuando se consuma el triunfo de la Revolución, y siendo presidente electo el General Álvaro Obregón, considera que la educación es el medio eficaz y adecuado que permitiría que el pueblo tuviera un periodo de paz, dado que acababan de salir de un periodo de violencia. Por lo que, al asignar a José Vasconcelos como Secretario de Educación, éste se encargo de enfrentarse al problema de un pueblo analfabeta y que requería que se le educara y tomara conciencia de los aspectos que le rodeaban.
También, otro componente de su contexto es la fundación en 1922 del sindicato de Pintores, Escultores y Obreros Intelectuales, por un grupo de jóvenes artistas; que perseguían el fin de contribuir al enrequecimiento de una cultura popular y que no fuera individualista. Por lo que al encontrarse estos dos aspectos, se da el apoyo que tanto se buscaba para el impulso de una educación para el pueblo de manera que la pueda entender facilmente.